El mandatario cubano expresó que el desabastecimiento se debía al «incumplimiento» de los países suministradores -Venezuela y Rusia.

La cancelación del histórico desfile del 1 de mayo en La Habana, la suspensión de las clases presenciales en varias universidades y la basura acumulada por la demora en su recogida son algunas de las consecuencias de la escalada de la crisis de combustible en Cuba, de incierto final.
A las interminables filas en las gasolineras, que serpentean a lo largo de múltiples cuadras desde hace ya tres semanas, se sumaron en los últimos días las imágenes de paradas de guaguas (autobús) llenas por la falta de transporte público e informaciones como la cancelación de un concierto de la Orquesta Sinfónica de Cuba.
«La situación del combustible determina la modificación anunciada», afirmó el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, sindicato único), Ulises Guilarte, al anunciar que en lugar de la tradicional marcha se celebrarán actos menores en las comunidades.
La crisis amenaza con llegar también al sector agrícola. Algunos agro-mercados se han visto últimamente con falta de productos frescos debido a los problemas en la transportación desde el campo, algo que podría agudizar la escasez de alimentos que padece el país.
La situación -y especialmente la incertidumbre en torno a su final- está generando un creciente malestar social en una población que arrastra más de dos años de grave crisis económica con escasez general, fuerte inflación y frecuentes apagones.

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