- Durante su homilía, el arzobispo Monseñor Mario Moronta invitó a que lean el evangelio escrito por la fe sencilla del pueblo que quiere al Cristo vivo
Por: Diario El Universal
La capital del municipio Jáuregui del estado Táchira fue escenario para la presencia de miles de devotos de distintos rincones del país, entre ellos Barinas, que se dieron cita este 6 de agosto para conmemorar los 414 años de la aparición milagrosa del Santo Cristo de La Grita.
Monseñor Mario Moronta, arzobispo de la Diócesis de San Cristóbal y celebrante de la Santa Eucaristía, contó que hace 25 años cuando llegó al Táchira para llevar adelante el trabajo episcopal, se postró ante el Santo Cristo de La Grita y puso a su disposición su ministerio.
“Les confieso que ese primer encuentro puso una marca en mi al ver el rostro del Cristo Sereno”, dijo.
Durante su homilía, el arzobispo invitó a que lean el evangelio escrito por la fe sencilla del pueblo que quiere al Cristo vivo.
Puso como ejemplo al pueblo peregrino, al señalar que el icono del Santo Cristo se considera un instrumento de la palabra que nos habla sobre Jesús.
Recordó que al contemplar la talla del Santo Cristo, “ese cristo que nos muestra el costado abierto y un rostro sereno, nos sigue diciendo que todo está cumplido”.
“ÉL VINO A DARNOS LA LIBERTAD”
Durante su discurso, el líder de la iglesia católica en Táchira no desaprovechó la ocasión para recordar que un “verdadero católico no persigue a sus hermanos porque piensen de manera diversa, inventando una narrativa adversa a la realidad. Muchos jóvenes que han sido presos no son terroristas”.
Es por ello que, a propósito de la coyuntura actual en Venezuela, insistió que es momento de dejar las descalificaciones e injurias. “Estamos llamados a escuchar el clamor de la gente sencilla”, expresó.
“Es momento de asumir la tarea de devolver la vista a los venezolanos. Estamos llamados a ser constructores de la paz y la verdad; es momento de entender que el veredero protagonista de la democracia es el pueblo, no el Gobierno ni la oposición”, sentenció.
Opinó que la paz no se impone con acuerdos, sino con el sentido de pertenencia del pueblo: “trabajemos en ella sin mezquindades, haciéndola en nombre de Dios a través del amor y la verdad sin caer en extremismos”.
Finalmente, propuso como ofrenda al Santo Cristo un espacio de encuentro desde lo social, político y religioso “donde todos podamos escucharnos y rediseñar el Táchira y la Venezuela que todos queremos”
“Es necesaria la reconciliación en Venezuela. Somos defensores de la verdad y la justicia”, concluyó.
MUESTRA DE FE
El Santo Cristo de la Grita es una de las expresiones religiosas más importantes en Venezuela.
Su tradición se remonta hacia el año 1610, particularmente el 6 de agosto.
Este 6 de agosto se estima que más de 500.000 peregrinos y más de 100 sacerdotes de las diferentes parroquias participan de las fiestas.